4.10.05

"Sobre la atracción de los cuerpos" - Felipe

"Los cuerpos se atraen en el espacio en función de sus masas y del cuadrado de la distancia que los separa... según formula una ley física universal”. Me lo recordaba una tarde en la oficina Glenn Topkar, un escandinavo que llegaba a Marbella hacia primeros de mayo y todos los veranos, desde hace 5 ó 6 años nos alquila un equipo de sonido con el que potencia sus conciertos en el “Saxo Club” de Puerto Banús. Hacia noviembre regresa a Mehamn, una ciudad fría e inhóspita del norte de Noruega, según él para trabajar con su familia, poseedora con otros socios de una rica industria conservera. Allí pasa seis meses envasando arenques para dar satisfacción a los hermanos y reponer fondos. El resto del año se lo tira en Marbella, entregado a lo que según cuenta es la gran pasión de su vida: la música. Me dice: “Paso del norte del norte al sur del sur en menos de 10 horas y tardo semanas en aclimatar los termostatos naturales de mi cuerpo a las diferencias térmicas entre los bajíos helados del Mar de Barents y los chiringuitos calientes de Cabopino”. Me explica que habla un español de antes de la Guerra Civil aprendido de su padre, uno entre tantos idealistas políticos llegados con las Brigadas Internacionales, dispuesto a “chingarle un poquillo las cosas al dictador”. (Lo dice con esas mismas palabras). Todos los veranos viene, me recuerda a su padre, luego a Isaac Newton (ahora sé por qué) y nos alquila el equipillo con el que refuerza a su trabajo entre el miércoles y el sábado por las noches. El primer año me picó la curiosidad y fui a verle al Saxo Club. Un local pensado como punto de encuentro para entretener a las parejitas con posibles (una consumición allí cuesta una pasta) y sin abusar de su influencia (no pago un gui) voy un par de veces todos los veranos. Glenn Lleva la música dentro y siempre se entrega al instrumento (un saxo tenor) como si sus ídolos Sonny Rollins, Charlie Parker o Lester Willis hubieran venido a escuchárle. Resultó mágico, muy emocionante, las veces que le oí interpretar I’ve Found a New Baby. El año pasado se me acopló una colega. Una de esas mujeres que han transitado mis afueras mientras yo trataba de sondear sus adentros. Dijo: “Cielo, quiero ir contigo”, y no me sentí con fuerzas para negarle el capricho. Esa noche entendí a Newton y por qué a Glenn Topkar le importaba tanto que los cuerpos se atrajeran en el espacio. Coincidentes en edad y en ese punto de ebullición sanguíneo reinventaron para sí mismos eso que los románticos confesos llamamos “un flechazo caliente”. Este verano Glenn Topkar y su saxofón maravilloso no han vuelto al Saxo Club. Danni Cabello, propietario del bar y amigo suyo me llamó por si sabía algo. Olvidate de él, le dije, no volverá... en una temporada. Entiendo, dijo Cabello, aquella zorra...que trajiste... y yo dije: en Semana Santa les encontré en Munich. Glenn estaba muy cambiado, vestía a la última de la moda italiana y nada en él recordaba a sus pantalones vaqueros ni a su música. Se había cortado el pelo, rasurado la barba y su español era más aplomado y de derechas. Estaban de compras y él cargaba con los paquetes. ¿Parecían felices? Preguntó Danny Cabello a punto de romper a llorar. Yo dije: bueno, ella estaba radiante, guapísima!, él me pareció cansado. No le conté que tomamos unas cervezas juntos y que aprovechando que ella fue a empolvarse la nariz (en los sitios cerrados le suda el bigote), el nuevo Glenn Topkar me preguntó: ¿Puedes llevártela a Málaga de nuevo? Sonreí y respondí a la gallega: ¿Lo soportarías? Él bajó la mirada, una copia de los cielos más densos y dijo lacónico: No... No estoy seguro. Mojó los labios en la cerveza, se aclaró la garganta y me refirió un frase de Albert Einstein que no había escuchado antes: Ya sabes amigo que “no podemos culpar a la gravitación de que la gente se enamore”.

1 comentario:

Unknown dijo...

WoOla!!!
oie ps io solo ti keeria decir
k m sirvio tu texto!!!!
jajajaja
y para un trabajo!!!
grx!!!
^.^
jijiji
bno ia m voy tengo k terminar