17.10.04

A falta de actividad por parte del grupo "Locos por Internet" (LxI) -parecemos osos en invierno, jejeje-, aquí está el nuevo artículo de nuestro amigo Felipe Gámez, que nos parece, como siempre, magnífico.



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El club de la belleza
FELIPE GÁMEZ M.
Málaga., Onda 8
(88.8 de FM)
25/10/04

"Me llamó una noche del verano pasado, cerca de la una, mientras yo leía en la cama. Aseguró haberme conocido durante una lectura de relatos míos en el Ateneo de Málaga y sentir una inclinación loca por los escritores... divorciados. Cómo rayos consiguió mi número del teléfono móvil es un misterio, porque el amigo del que habló dijo no conocerla. Pero el halago es una fuerza de choque y esa misma noche acepté una cita en un conocido local del centro. Resultó una grata sorpresa porque encontré una mujer madura, atractiva y excepcionalmente bella, que me miraba con ese interés repentino de los niños cuando desean una golosina. Tuvo la picardía de saber pulsar mi vena romántica y yo de tener dos pases para el concierto que Jane Birkin daría, en el Auditorio de Benalmádena, una semana después.

Por entonces, a un año y pico de mi separación, aún me sentía como un cangrejo ermitaño y creí, por primera vez en mi vida, que hacerme el estrecho carecía de sentido. Tras el concierto y al cabo de un inesperado vuelo sin motor, aterrizamos en su cama. «Una mujer liberal no es una zorra que se acuesta con cualquiera.» Dijo cuando la calma sucedió a la tempestad. Estuve de acuerdo; sin embargo insistió: «Una mujer liberal se acuesta con quien le apetece, porque le apetece y cuando le apetece. Dios concedió al varón la fuerza y a la mujer el sexo, sabiendo que era muy injusto con vosotros. Reconocerás que la fuerza sin control sirve de poco y que, quien controla, en éste asunto, somos nosotras.»

Pensé en todo eso de regreso a casa, mientras caminaba en la noche malagueña. A mi juicio simplificaba en exceso y como nos pasa a todos, en unas cosas tenía razón y en otras no. Días más tarde pude decir que hablaba de «una mujer liberal», como si todas lo fueran, cuando en realidad pocas lo son. El puntazo le hizo torcer el gesto y me llevó a pensar que, pese al feliz encuentro, no volvería a verla. No fue así. Siguió llamándome y seguimos saliendo. Al cabo de un mes nuestros encuentros eran recíprocos y tendían a una cierta periodicidad, si es que se puede llamar así al capricho de una dama. Una mujer hermosa, culta y liberal es el sueño de todo hombres de mi edad, estilo y condición. Yo le decía que seducir a un escritor solitario no tiene mérito. Soy un adorador de la mística romántica y mi corazón de calamar profundo, tiende a cocinarse en su propia tinta.

«¡Pues controla! Dijo una noche tras un bello lance sobre las sábanas. No te enamores. No me hagas esa faena.» Esa vez la sobrecama fue más larga de lo habitual. Ella aclaró sus ideas sobre la incongruencia de la pareja, el matrimonio y esas cosas. Entonces, pregunté: ¿por qué estamos aquí? Y ella dijo: «tú primero.» Aproveché la ventaja con una frase de Lord Byron: el amor es un apetito de belleza. Sonrió alagada y para corresponder a mi galantería dijo: «Me gusta el riesgo. Acercarse a un tipo como tu es como un paseo por el abismo.» Creí que divagaba y pregunté:¿Eso es bueno o malo? Y ella dijo: «Ni bueno ni malo, sino todo lo contrario.» Fue su modo de contar que muy pronto desaparecería. Clareaba en Málaga cuando llegué a casa. Tuve el tiempo justo para una ducha rápida y salir hacia el trabajo.

Desde el principio supe que una mujer así no puede detenerse, como no podemos detener el viento. En noviembre marché de vacaciones y al regreso hice las paces conmigo mismo enamorándome de nuevo. Como dice un amigo malagueño: «para que una mujer se te quede dentro, tiene que saber hacer tres "nuos": el de la cabeza, el del corazón y el de la entrepierna.» Es una manera de verlo. A ella esos "nuos" se la daban bien, solo que era lazos corredizos y el de la cabeza te podía ir al cuello. Se despidió a la francesa, tal y como había prometido. Pese a todo le debo la suerte de haber sido un miembro numerario de su club: el club de la belleza.

Un saludo y hasta el lunes de la semana que viene".

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