14.3.05

¡Nenazas! - 21/2/05 - Felipe Gámez

Me dieron su teléfono porque en Málaga es quien más sabe de Montserrat Roig y cuando le llamé él dijo: “soy un enamorado del idioma y la literatura catalana, venga a verme”. Lo encontré en un pequeño apartamento alquilado entorno a la malagueta. “Vivo solo, dijo al recibirme, mi mujer se dio el piro con un trompetista.” Yo pensé: bienvenido al club. Ya sabía que enseña literatura en la universidad pero no que fuera tan joven (no pasará de los cuarenta) ni tan bien parecido. Me di cuenta enseguida que lleva fatal lo del trompetista. “La casa me cae encima, dijo de pronto, demos un bardeo.” Del apartamento nos fuimos al Paseo de la Farola. “¿Por qué le interesa Montserrat Roig”, preguntó de pronto y yo dije: releo sus libros y él apuntó: “no vale gran cosa. Es lo que Marsé diría una medio pija, un subproducto de la rancia burguesía catalana. Nunca tuvo nada grande que decir. Vive de la mediocridad refugiada en el periodismo o la añoranza”. Guardó un largo silencio para decir a continuación: “Éste es un tiempo de vacíos estelares. ¡De pronto descubrimos que el dios verdadero era el demonio! Por eso los curas son los primeros en irse de putas o bendecir a dictadores, las monjas se largan con una rama de olivo entre los dientes, el amigo te dice: ¡me importas un carajo! y tu ferviente enamorada se despierta una mañana preguntándote: ¿Quien diablos eres? Todo está bocabajo, chico. Es como descubrir que tu propio padre te llevaba al infierno.” Caminaba con las manos hundidas en los bolsillos de la parca y los ojos puestos más allá de ningún sitio. “¡Despierta chico! (Insistió en lo de chico y pensé que sería deformación profesional) Alguien se ha cagado en todo e incluso tú, tan pazguato y buena persona, estás de mierda hasta el cuello.” Quería expresar furia pero no sabía cómo y siguió dándome la matraca: “Me han dicho que eres un tipo permisivo, dado a comprender al prójimo. Te irá mal en la vida chico, ¡te irá muy mal! El lenguaje del mundo es violento por naturaleza y te puedo asegurar que la hora de la auténtica escabechina ha llegado. La violencia mayor, la que no deja títere con cabeza, es femenina. El hombre destruye por ambición, la mujer lo hace por nada.” Me habían dicho: éntrale bien y saldrás lleno de buenas ideas. Debí entrarle mal porque esa tarde no quiso hablar de la escritora catalana; ni le interesaba ni quería perder el tiempo con ella. Llevaba días rumiando otros temas: “El universo feminista es lésbico chico, dijo de pronto, como si acaba de saberlo en ese instante. Sobran los hombres excepto con plumas. Quizás te salves si eres gay, comprensivo, tolerante... ¡Un nenazas! Me preocupas chico, lo digo en serio. Sobre nosotros se cierne la noche peor, la última hora violeta. La ofensiva de las mujeres está planteada en todos los frentes y como su violencia es ciega si ganan nos parirán deshuesados.” Tardará en asimilar lo que le ha pasado y cuando lo consiga descubrirá que ha perdido un tiempo precioso tratando de entender algo que su corazón ya sabe pero su cabeza discute. Mientras él hablaba y hablaba, defendía posturas, se mostraba crítico, sarcástico... incluso cínico, yo me centraba en la belleza del mar y el cielo, en la tarde que colapsaba, en los jirones de luz que reflejaban la grandiosidad de algo que termina y también es bello. Regresamos de noche, con el alumbrado público despertando las calles. Por fin se dio cuenta que no había abierto la boca. Por quedar bien preguntó: “¿y tu qué piensas? ¡Mójate el culo! ¡Vamos! Dí algo sensato o me volveré loco.” Puede que las mujeres no sean mejores ni peores que los hombres. Dije queriendo que viera sensatez en ello. No lo hizo, se fue moviendo la cabeza como si pensara: ¡nenazas! Lo dejé rumiando estrategias para abortar la ofensiva feminista. Como Bertrand Russell pienso que, "el problema que aqueja al mundo es que los necios y los fanáticos siempre están seguros de sí mismos mientras que los sabios siempre andan llenos de dudas".
Un saludo y hasta el corazón de la semana que viene.

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